Por Ramiro Ortiz
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Para el músico mendocino Tito Dávila, su hija Candela, de 12 años, y su madre son sus eternos y más importantes vínculos con su tierra a pesar de vivir en Madrid (España) hace casi dos décadas. Una vez más de visita, este inquieto tecladista, que ha compartido su talento con nombres como los de Andrés Calamaro, Jorge Drexler, Ariel Rot o Sabina, entre otros, ha decidido en el último tiempo lanzar su proyecto solista: un disco de world music en el género que su creador goza en llamar "popclore”, con el clarísimo nombre de Telúrico y que presentará, como corresponde, en Mendoza.
Entre perspectivas de España, matices de cómo se vive la crisis del primer mundo y una infinidad de anécdotas de conciertos multitudinarios por el mundo en los que conoció a leyendas como Tony Bennet, Armando Manzanero o Chuck Berry, el también ex Enanitos Verdes contó en esta entrevista qué es lo que lo impulsó hacia esta búsqueda en solitario.
–¿Habías pensado en ser un músico solista alguna vez?
–No sé, no porque me lo negara o por nada en especial. Las vueltas de la vida. Siempre me fue llevando la vida y nunca me lancé como solista. Al empezar a laburar con gente y hacer giras para otros, te metés en proyectos que te roban mucho tiempo. Tu talento, sea poco o mucho, lo ponés todo cuando te involucrás. Otra cosa hubiera sido que me contrate alguien con quien sólo tocaría para morfar, como... no sé, Pimpinela, que está bien, es laburo y respeto a los músicos sesionistas que están en esa. Pero he tenido la suerte de que en casi todo lo que hice, salvo alguna excepción, laburé para gente con la que tengo afinidad como Calamaro, Drexler, Ariel Rot o Miguel Ríos, por ejemplo.
–¿Y cómo ha sido este comienzo?
–Siempre me presenté como músico profesional pero tocando con otros, nunca como Tito Dávila solista. Ni me lo planteé. Pero justo este verano estuve grabando unos temas, fui a tocar a Mallorca y me mandé un showcito que estuvo muy bueno, en el que me acompañaron músicos de allá. Decidí tocar algunos temas míos y un poco de algunos artistas con los que he tocado, pero no quería que fuera una banda de covers, no es la idea. Entonces elegí temas en los que yo he participado, discos en los que yo toqué, con la gente con la que laburé. Busqué temas que me gustan y los hice a mi manera.
De su tierra
Este inquieto creador que en su juventud decidió abandonar la carrera de Ciencias Económicas y enfocar su talento plenamente en la música, en los ’80 tuvo un acercamiento al folclore con su grupo Tonal y a la música latinoamericana en el coro de Regatas.
Después, de la mano de Los Enanitos Verdes vino el rock y una especie de despegue que lo llevó a compartir escenario con grandes personalidades. Pero la semilla que quedó dentro es el génesis de lo que ahora será su placa Telúrico, según Tito: "Tiene mucho de casualidad esto que voy a hacer. Surgió. Yo hacía música latinoamericana con un grupo que se llamó Tonal, era como fusión folclórica. Lo hice como en 1983 y desde entonces tengo el chip, de hecho algo de eso se nota en los primeros discos en los que toqué con Jorge Drexler. Y de hobby, sin proponérmelo, empecé a hacer algunas cosas. Hasta que un día, un amigo me cuenta que tenía las pistas por separado de Sgt. Pepper de The Beatles, y me pasó la voz de Lennon de A day in the life, uno de mis temas preferidos. Con eso hice una especie de cumbia, se la mostré a este amigo y le pareció tan divertido que me pasó después la voz de McCartney en She is living home. Con eso hice como una zamba cuyana, pero cantada por McCartney. Desde entonces, mis amigos y colegas que escuchaban eso se reían y me motivaban así que seguí, sin ninguna pretensión de nada”.
–¿Eso se transformó en disco?
–Después de un tiempo ya tenía varios temas armados, todos instrumentales, y al mostrarlos todos me insistieron en que los grabe en serio, de forma profesional. Uno de los impulsores que logró que todo esto tomara forma fue Eduardo Ordóñez, a quien se lo mostré en uno de los viajes que hago a Mendoza y que me grabó unas percusiones. Otro que grabó también fue Pablo Salcedo, que tocó vientos. Así empecé a meterle instrumentos de verdad a todo eso que estaba hecho con la computadora y, cuando quise acordar estaba casi todo hecho. Lo vengo haciendo desde hace unos dos o tres años, pero me lo tomé realmente en serio en el último tiempo, cuando se involucró más gente.
–¿Y qué sería el "popclore”?
–La música no se explica, yo lo bauticé así porque me gusta cómo lo define. Esto no es nuevo, pero mucha gente que ha hecho fusión son músicos de jazz que logran algo muy bien hecho pero también más complicado. Esto son melodías muy sencillas que se repiten cambiando los climas o la intensidad. Es sencillo como el pop, no pretende ser complicado en ningún aspecto, pero tiene un origen tanto melódico como rítmico en la música folclórica sudamericana.
–¿Este proyecto te aleja del pop y del rock?
–Esto surgió como una cuestión mágica de un gustazo que se transformó naturalmente en algo que tal vez siga; de momento voy a seguir mi profesión, componiendo y produciendo. Voy a ser músico hasta que me muera. Del hobby a hacerlo en serio, grabarlo y editarlo, fue pasando todo muy naturalmente. Inclusive, aunque pensé en algún momento presentarlo en directo, no me lo planteé como para hacerlo pronto. Eso es lo bueno, que no lo planeé. Y sigue manteniendo ese espíritu de cuando empezó.
En disco
- Tito Dávila presentará su placa solista Telúrico en abril, en el teatro Independencia, acompañado por músicos mendocinos.
- Son canciones instrumentales que fusionan ritmos y melodías folclóricas con sonido pop.
- La idea del músico es editar este proyecto a través de un sello de world music.
Echar a andar el proyecto
El tiempo fue pasando y las canciones que nacieron por diversión fueron tomando gradualmente un perfil de proyecto profesional. Los músicos amigos del compositor local Tito Dávila incentivaron esta iniciativa y así la idea fue cerrando en lo que será Telúrico.
Con la influencia evidente de estas latitudes, el músico decidió hacer una presentación oficial de su primer paso solista en su Mendoza natal, de la mano de su entrañable colega, el percusionista Eduardo Ordóñez.
"El nombre lo dice, así que está claro que hay que presentar este trabajo en Mendoza. Y con Eduardo nos entusiasmamos y empezamos a armar todo, incluso la banda con los músicos mendocinos que van a tocar en la presentación. Serán Eduardo en percusión, Marcelo Sánchez en bajo, Gustavo Bruno en guitarra, Gabriel Vargas en charango y aerófonos, y Quique Öesch en batería”, contó Tito Dávila al respecto del concierto cuya fecha tentativa es el 13 de abril en el teatro Independencia.
Por supuesto, en el concierto también habrá muchos invitados, todos ellos parte de esa lista de vínculos musicales mendocinos que el tecladista hizo aquí en sus comienzos pero cuyos nombres aún no quiso adelantar. Además, si bien el disco es plenamente instrumental, el repertorio incluirá canciones y composiciones de la otra faceta de Dávila, esa más ligada a géneros como el pop y el rock.
Una vez que Telúrico vea la luz, Tito planea llevarlo a otras provincias y, de más está decirlo, a España, país en el que tiene su vida y donde residen los músicos que grabaron en esta producción.
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