Nacho Vegas en nueve planos RAMON LLUIS BANDE 1. Una breve introducción necesaria Es un caso inusual. Muy pocas veces se rueda la segunda parte de un videoclip. Y más raro todavía es hacerlo nueve años después, pero 'Las inmensas preguntas' es exactamente eso: la continuación de 'Seronda', película que rodamos en el año 2000 para acompañar la salida de 'Actos inexplicables', el debut en solitario de Nacho Vegas. Aquella película musical homenajeaba explícitamente un filme pre-existente: 'Cielo sobre Berlin', dirigida por Wim Wenders y escrita por Peter Handke. Esta película cuenta la historia de un ángel que decide renunciar a la condición celestial e inmortal para tener las mismas experiencias y sentir las mismas sensaciones que los seres humanos. En 'Seronda' quise recuperar el aliento lírico de aquel personaje, la fotografía en grises, y una apuesta radicalizada por el estatismo de los planos. El ángel había cambiado de ciudad, ahora se paseaba por los tejados de Xixón observando la vida de los humanos, una vida con la que quería conectar, pero que no acababa de entender del todo. En el momento del estreno creía que 'Seronda' completaba todo el ciclo del ángel de Wenders y Handke, que aquel momento pertenecía a la llegada del ángel a la tierra y su conversión voluntaria en hombre. Pero no. Algún tiempo después me di cuenta de que aquellas imágenes -y la canción y el disco al que representaban- pertenecían todavía y solamente al ángel que observa, no a la persona que experimenta la vida de los seres humanos. 2. Escritura Cuando me puse a preparar la grabación de 'Las inmensas preguntas' lo primero que apunté en mi cuaderno de trabajo fue: «Un retrato de Nacho Vegas en 2009». Lo siguiente: «La continuación de 'Seronda'»: el ángel decidió quedar en la tierra, en la ciudad, perdió las alas y, como dice el estribillo de la canción: «vivió, sufrió y amó como un ser humano más. La huella de todo esto está en su rostro». A estas dos ideas añadí una tercera: la película también tenía que ser -como todas mis películas musicales- un homenaje más o menos explícito a otra especialmente importante para mí. En esta caso, como en casi todos los de mis homenajes, el modelo llegó solo, de golpe, rotundo, intransigente: 'Las inmensas preguntas' debería ser todo lo dicho anteriormente y además tendría que expresarse a través de la forma de los 'Screen test' de Andy Warhol, sin duda los trabajos cinematográficos más importantes del artista norteamericano. Hacía tiempo que tenía la necesidad de hacer algo partiendo del modelo de esa colección de películas-retrato y había llegado el momento perfecto. La referencia fue, concretamente, el 'Screen test' que Warhol rodó a Bob Dylan a mediados de los sesenta en la Factory. La idea se cerró en sí misma: ya tenía un fondo -algo parecido a una historia, un argumento- y una forma referencial. Sólo quedaba ver cómo relacionaba las dos cosas. Cómo lograba que una no funcionara sin la otra, cómo encontraba exactamente la única manera que existía de expresar en pantalla lo que quería contar. Cuando hablé con Nacho de la idea de la película añadí una nota muy importante de interpretación: «Hay que preparar una 'coreografía'» con los gestos de la cara y los movimientos del cuerpo que nazca directamente de las cosas que se dicen en la letra de la canción. La película no puede ser la grabación neutra de un rostro, si no el reflejo exterior de un conflicto interior con la vida. 3. Un inciso necesario,'El género bobo' 'El género bobo' es un disco de regreso. Cuatro canciones, que tras una introducción ambiental de resonancias oscuras, dibujan la necesidad de volver a casa, al hogar, a los referentes vitales imprescindibles para saber quién somos, una vez que somos conscientes de que, en algún momento del trayecto nos hemos perdido. En todas las canciones hay una buscada necesidad de redención. Seguramente por eso, en estas canciones vuelve a estar presente la ciudad (Xixón), la figura del padre, la asunción de los errores y, sobre todo, la necesidad de ser perdonando desde la consciencia de no merecer el perdón. A pesar de la evolución musical evidente y el crecimiento como intérprete, 'El género bobo' también se puede entender como una continuación de aquel 'Actos inexplicables' que deslumbró a tantos. Sin olvi2 sin la autoindulgencia de regodearse en los fundidos a negro del camino. Fiel a esta interpretación absolutamente personal de este nuevo disco, decidí que la película que iba a acompañar su lanzamiento tenía que conseguir reflejar esa sensación de regreso, cercanía y autoconciencia que me transmitían las canciones. La película, aunque partiera solamente de una de las canciones, tenía que reflejar la totalidad: esa sensación de regreso, pero también las marcas del viaje y la mejor manera que encontré de expresar todo esto fue el retrato, porque como dijo Baudelaire: «El retrato es una 'biographie dramatisée'». Me gustaría pensar que conseguí, aunque sea en una pequeña parte, acercarme al trabajo del retratista Tullio Pericoli descrito por Umberto Eco: «Como todos los grandes retratistas apunta al alma, cuando la hay y cuando no la hay, y con frecuencia, al retratar un rostro, retrata en realidad un pensamiento, una visión del mundo, un estilo poético o narrativo». Quería construir un retrato para conseguir ver más allá de lo visible y tenía las herramientas adecuadas. 4. Una frase importante Robert Bresson: «Lo que ningún ojo humano es capaz de atrapar, ningún lápiz, pincel o pluma es capaz de fijar, la cámara lo atrapa sin saber qué es y lo fija con la escrupulosa indiferencia de una máquina». 5. El preámbulo Antes de llegar a la grabación tomé otra decisión importante. En el cuaderno apunté: «Para explicitar la conexión de 'Las inmensas preguntas' con 'Seronda' grabar un prólogo utilizando la 'Intro' del disco y la proyección de planos desordenados de aquella película musical. Con la entrada de la voz, recitando a Cernuda -«Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos»- Nacho entraría en plano conviviendo con la proyección de su imagen, todavía ángel, nueve años antes. 6. La grabación Para la grabación preparé un 'story board' para compartir con el equipo con fotografías de Warhol rodando varios 'Screen test', planos de esos 'Screen test' una vez grabados y fotografías de Nacho con los diferentes valores de plano que se iban a utilizar en la película. David Pando, el director de fotografía, clavó la iluminación del trabajo de Warhol con Dylan, mientras Alberto G. Fueyo, el productor, solucionaba los últimos problemas de intendencia: proyector, ordenador, altavoces. El espacio escogido para la grabación no podía ser mejor: el Centro de Arte y Creación Industrial de la Laboral. Y la grabación fue lo necesariamente aburrida y rutinaria que tenía que ser para que cierta sensación de espera y hastío ayudara a Nacho a entregar la interpretación necesaria. Todo fue bien, sin sobresaltos: grabamos todos los planos escuchando, una y otra vez, el trozo de canción que acompañaban y, como siempre aconseja David Mamet, nos limitamos a hacer lo que teníamos que hacer. 7. La edición Cuando me puse a trabajar en la edición de la película, volví a enfrentarme a todo el material y a todos los apuntes de mi libreta, pero a diferencia de otras ocasiones, esta vez tenía pocas dudas: los planos había que montarlos de la manera que ponía el guión. La idea original había sobrevivido a todos los procesos. A veces pasa: piensas, escribes, ruedas y montas la misma película, sin que a lo largo del proceso sufra ninguna modificación esencial, sólo pequeños matices que la enriquecen. Al final, y esto sí que es un hallazgo del trabajo de edición con Dani Álvarez, la película encontró la forma final apostando por un cambio importante respecto al desarrollo del trabajo hasta este momento: decidí renunciar a la variedad de planos grabados para apostar, como en una composición musical minimalista, por jugar con la repetición del mismo plano con pequeñas variaciones para terminar en una variación mayor que transforma el significado de la suma de los planos anteriores y consigue amplificar el impacto dramático del retrato/relato. 8. Un retrato, un autorretrato Con la película terminada todavía descubrí algo más detrás de sus imágenes. Esta película me deja indefenso ante ella. Estoy tan comprometido con sus imágenes, con la cercanía, con la distancia, con el ritmo. con ese retrato de hermano. El resultado final de las 'Las inmensas preguntas' tiene mucho de traducción en imágenes de la emoción profunda que me une a Nacho. De hecho, es simplemente eso. Eso y, también inevitablemente, un autorretrato. 9. ¿Y ahora, quieres ver el resultado? Estreno en exclusiva en elcomerciodigital.com
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