El Cuarteto de Nos. Presentación de su disco Bipolar. Con Roberto Musso en voz y guitarra, Santiago Tavella en bajo, Gustavo Topo Antuña en guitarra, Santiago Marrero en teclados y Alvin Pintos en batería. El sábado, en el Luna Park.
Nuestra opinión: muy bueno
¿Verdadero o falso? Con dos discos editados y cuatro años de formación, El Cuarteto de Nos se ha transformado en una de las revelaciones del nuevo rock rioplatense.
¿Verdadero o falso? Con 26 años de trayectoria y una decena de discos, El Cuarteto de Nos ha logrado atravesar el mote de grupo de culto que siempre tuvo de este lado del Plata y consagrarse el sábado último en el Luna Park.
Si acertaron, la primera afirmación es falsa y la segunda tan real como que estos uruguayos se merecen cada una de las cuatro estrellas: la primera por la permanencia, la segunda por la tenacidad, la tercera por su música y la cuarta por haberse reinventado y hoy gozar de ese privilegio de tener tantas horas en la ruta y, sin embargo, sonar a frescos, a nuevos.
Sin las tribunas laterales, pero con un campo lleno y listo para sacarse el frío del exterior con un pogo de más de dos horas, el Luna se tiñó de Obras para recibir al Cuarteto que forma como quinteto, a partir de la salida de Riki Musso: su guitarra quedó en manos de El Topo Antuña (miembro de Buenos Muchachos) y también se incorporó el tecladista Santiago Marrero.
"Mírenme, la espera terminó?" Aunque la canción hable de un tipo con un ego del tamaño del estadio Centenario, esas primeras palabras son las ideales para abrir la noche. Y así fue: con Fernando Santullo como segunda voz invitada -antes había animado la espera con su música-, Roberto Musso en la voz líder (canta, rapea y hace ambas cosas a la vez), Santi Tavella en el bajo, voz en varios pasajes y chistes cada vez que se produce un hueco entre tema y tema y Alvin Pintos en batería, coros y un protagonismo reservado para el final, los uruguayos salieron al Luna a presentar un disco, Bipolar , tocar dos, el citado y su antecesor, Raro, y a entregar algunos clásicos de su repertorio, que, a decir por la edad promedio del público, sólo pueden conocer gracias a esa disquería virtual a veces gratuita que es Internet.
Ya no los había dicho Roberto Musso: "Renovamos el 90 por ciento del repertorio con los últimos dos discos". Y más allá de que la esencia de la banda no cambió, el aporte de Juan Campodónico en la producción -y en algunas músicas- ha sido decisivo. El rejuveneció el sonido del grupo, le imprimió aires del punk divertido y californiano alla Green Day y, claro está, también subió al escenario del Luna. Así, dos de los integrantes de esa banda decisiva para el nuevo rock uruguayo de mediados de los 90, Peyote Asesino, acompañaron al Cuarteto en su presentación más importante en suelo porteño. Esencial
¿Que cuál es la esencia de Musso y Cía.? La misma de toda banda: sus canciones, pero con la marca registrada de sus letras, rimas inteligentes por momentos irónicas y por otros simplemente hilarantes, pero siempre atestadas de referencias culturales, pinturas sociales o simples disparates. Quizá por eso asuman que son raros, porque pueden mencionar a Buñuel, a Greta Garbo o a Kurosawa, aun cuando sean meras excusas para no alterar la rima. También se sienten bipolares, porque aunque intenten hacer una canción para que las chicas bailen les salen híbridos que envidiarían los mismísimos Decadentes, como "El karaoke de mi noviecita", cantado por Tavella.
El Cuarteto vino -una vez más-, vio y venció y empezó a dialogar con No Te Va Gustar y La Vela Puerca, otros dos tanques uruguayos muy queridos de este lado del Río.
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