La Honestidad Brutal de Bunbury 'Honestidad brutal' (Dro, 1999) es el título de uno de los álbumes esenciales en la discografía de Andrés Calamaro, pero también una actitud que el músico argentino llevó a rajatabla en esa etapa tan prolífica de su vida, que culminó con la publicación de 'El salmón' (Dro, 2000), nada menos que un quíntuple disco. En esa época, Calamaro aseguraba que el músico debía trabajar a diario, en una especie de compromiso consigo mismo y, por ende, con su público. Si uno echa un vistazo a la trayectoria de Enrique Bunbury, sobre todo en los últimos años, no puede menos que –parafraseando a Calamaro- catalogar su actitud como brutalmente honesta.
Recién terminada la segunda parte de su gira española, el pasado 1 de agosto, concretamente en la localidad malagueña de Estepona –a la que acudió POPES80.com-, mañana, 16 de septiembre, se embarca en un tour de varios meses por tierras americanas, lo cual le impedirá producir el nuevo disco de su amigo Jaime Urrutia. Antes, tuvo tiempo para grabar el que será su próximo trabajo, 'Las consecuencias', e incluso cuatro temas más para otro disco. Y, por si fuera poco, grabó su parte del tema (El hombre de negro) que Loquillo ha registrado junto a Urrutia y Calamaro para su antología, entre otras colaboraciones.
Un abarrotado estadio Francisco Muñoz Pérez de Estepona fue finalmente el escenario de su última cita con el público español. Inicialmente, estaba previsto que el concierto se celebrara en la plaza de toros, pero su aforo se quedó pequeño, lo que provocó el cambio de recinto. No cabe duda que Bunbury se ha convertido en uno de los músicos patrios más internacionales (ya con Héroes del Silencio logró un notable reconocimiento en el exterior) y eso se nota: largas colas de incondicionales aguardaban la hora del encuentro con su ídolo en los aledaños del estadio esteponero, lo que presagiaba una noche memorable. No en vano, fueron dos horas y media (con varios bises emocionantes y emocionados) de recital, con referencias a Andalucía y a la cercanía de su casa, en El Puerto de Santa María (Cádiz).
Presentaba su último disco, 'Hellville de Luxe' (Emi, 2008), pero tiró de repertorio y abrió el fuego con El club de los imposibles y Señorita hermafrodita. Plantado en el escenario con un atuendo en el que hibrida la estética country con la del gran Elvis en su etapa de Las Vegas, y rodeado por una banda tremendamente consistente (con un sobresaliente Jordi Mena a la guitarra), el aragonés errante desplegó algunos de sus clásicos (El extranjero, Lady Blue…) e hizo un guiño a su etapa en Héroes, al interpretar Apuesta por el rock and roll, estupenda versión de los injustamente olvidados Más Birras.
Del nuevo álbum, el más rockero de su etapa en solitario, descuellan temas como El hombre delgado que no flaqueará jamás, que tocó curiosamente casi al final; Bujías para el dolor, Hay muy poca gente o Doscientos huesos y un collar de calaveras. Si bien una de las canciones más celebradas fue El jinete -ya en el último bis-, excepcional versión del tema de José Alfredo Jiménez.
Francisco Reina Popes80.com
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