Exactamente a las 9 y 15 se apagaron las luces del Teatro Metropólitan, comenzó el griterío y los reflectores alumbraron a Andrés Calamaro, quien salió de lentes oscuros y con guitarra al hombro. La banda ocupó su lugar para comenzar con "Los divinos”, tema de su nuevo material discográfico: On The Rock. El recinto, al máximo de su capacidad, no dejó de cantar y saltar con "Jumping Jack Flash” (de los Rolling Stones) y el "El Salmón”, a partir de ahí, ya nadie se volvió a sentar. La gente estaba eufórica, sin restarle méritos a Calamaro, (¡jamás, jamás!), pero el triunfo de la selección mexicana de futbol, contribuyó a la "buena onda” que se respiraba y es que no parecía un concierto sino una gran fiesta. En la primera intervención de Calamaro, éste aprovechó para celebrar los goles mexicanos: "Felicidades triunfadores, que ya tienen el culo sentado en los octavos de final”. Un buen recorrido por la historia musical de Calamaro, con clásicos como: "Alta suciedad”, "Mi gin tonic”, "Crímenes perfectos”, "Te quiero”, "Mi rock perdido” y "Mi enfermedad”; además de temas de su último disco como "Pasodoble de los amigos ausentes” y la mexicanísima "Te solté la rienda”, donde un fan le pasó una bandera tricolor para que se envolviese en ella, previo a dar unos tragos de tequila. Definitivamente, uno de los mejores momentos, fue su tributo a Michael Jackson, con: "I'll be there”... Calamaro nos sorprendió con su versión. Y otra sorpresa, esta vez no hubo tangos, pero sí reggae, otro tributo, ahora para Bob Marley. Dos horas después, llegó el cierre con la grande: "Flaca”. Calamaro agradeció la pasión y complicidad lograda con el Teatro Metropolitan.
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