Tan solo dos días separaban esta actuación de la anterior ofrecida en Santa Cruz de Tenerife. Tras una fugaz pero exitosa visita a la isla canaria, Bunbury y su equipo volaban de nuevo hasta el norte de la península esta vez para aterrizar en Santurtzi, llamados con motivo de la celebración de las fiestas dedicadas a la Virgen del Carmen, patrona del mar. Una festividad que se extendía a más localidades y que ese mismo día ofrecería también otros conciertos gratuitos como Mago de Oz o el grupo británico de hardcore punk GBH ambos en Barakaldo, algo que no impidió que la Explanada de la antigua estación de trenes, lugar de celebración del concierto, contará con una gran multitud dispuesta a disfrutar con la propuesta de Bunbury.
Sobre las 19:00, la banda de Bunbury (sin él presente) ya aparecía sobre el escenario para realizar las oportunas pruebas de sonido ante algunos seguidores que ya se encontraban ocupando las primeras filas o algún que otro curioso que se acercaba para escuchar lo que allí sonaba. Improvisaciones o tomas instrumentales de temas como “El club de los imposibles” o “Irremediablemente cotidiano” que hacían prever que esa noche sonarían. Una primera toma de contacto mientras el olor de sardinas asadas llegaba desde las orillas del Cantábrico. Y es que horas antes del comienzo del concierto, las fiestas en Santurtzi en honor a la patrona del mar daban la posibilidad de disfrutar de un buen pescado a la plancha, de las atracciones de la feria o simplemente del rumor del Cantábrico mientras se hacía una ofrenda de flores a la efigie de la Virgen del Carmen. Buen ambiente que poco a poco fue ampliándose en la Explanada a medida que las horas pasaban y el cielo iba oscureciéndose, no solo por la llegada de la noche, sino también por unas nubes que amenazaban lluvia. De hecho, una menuda llovizna hizo su aparición provocando que técnicos tuvieran que cubrir monitores e instrumentos, pero sin llegar a producir ningún estrago. Finalmente el tiempo meteorológico respetó la celebración y cuando el reloj marcaba las 23 horas, las luces se apagaban para dar paso a las dos pantallas sobre el fondo del escenario, mientras los Messer Chups sonaban con “A plateful brain”. La banda volvía sobre el escenario esta vez sí, acompañada de Bunbury que aparecía como un vendaval por el lateral derecho una vez ya empezada “El club de los imposibles”. Solucionados algunos problemas de sonido con el micro, Bunbury empezaba a calentar al público con este primer tema ideal para dar el pistoletazo de salida a los conciertos que finalizaba con el característico grito de guerra de “Buenas noches cabrones!!!” y continuaba ininterrumpidamente con “La señorita hermafrodita” y “Hay muy poca gente” con una banda pletórica dispuesta a darlo todo como cada noche. Tras esto, Bunbury se dirigía por primera vez al público presente dando las gracias varias veces en euskera: “Eskerrik asko, Santurtzi!!!” Aplausos y vítores, antes de que Bunbury exclamara que lo siguiente “les iba a doler” con “Bujías para el dolor”, especialmente significativa esa noche con esa parte en la que se hace referencia a la Virgen del Carmen. “200 huesos y un collar de calaveras” y “Sólo si me perdonas” fueron los siguientes temas que sonaron antes de llegar a la parte íntima del show, presentada por un solo del guitarrista Jordi Mena, donde Bunbury y los músicos ocupan la parte central del escenario bajo una lámpara roja. En esta ocasión, los temas que sonaron fueron “Sácame de aquí”, “El extranjero” (dedicada a la gente que en algún momento han tenido que emigrar a otro lugar en busca de las lentejas… o de unas sardinas), el nuevo single de “Hellville de Luxe” “irremediablemente cotidiano” presentado como “Una canción de esperanza”, la siempre preciosa y bien recibida “Alicia” e “Infinito” ante el entusiasmo desbordado del público.
Tras esto, llegaba otro paréntesis con la proyección del vídeo introductorio a “El hombre delgado” y la parte más rockera y movida que continuaría con “Sí”, “El rescate”, “Apuesta por el rock n’ roll” y “Lady Blue” con la que Bunbury finalizó expresando un deseo: “Que lo pasen de puta madre en las fiestas!!!”.
Frase que sonaba a despedida, pero que fue un simple amago ya que al poco, Bunbury y la banda, volvían a reaparecer sobre el escenario. Como ya hiciera en Santa Cruz de Tenerife, Enrique se situaba frente al pie de micro con una copa para dedicarle un brindis a todas las mujeres, madres e hijas antes de empezar “No me llames cariño” a la que unieron “El jinete” y prosiguieron con “Canto (el mismo dolor)” para terminar un show eléctrico, aunque ligeramente más corto de lo habitual (faltó el último bis y temas habituales como “El viento a favor” o “El porqué de tus silencios”).
Una noche de devoción que seguramente contaría con el beneplácito y la bendición de la Virgen del Carmen que, como testigo excepcional, observaba desde el puerto. La próxima parada será el próximo sábado 25 en la Plaza de toros de Castellón.
Juan Garrancho
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