El Salmón nada a contracorriente. De su fama, aquella que lo coloca como uno de los pilares del rock en español, reniega. Sabe que la música le debe mucho, pero reconoce que él también tiene una deuda. Se declara en tablas, pues. Quizá esa postura explique que Andrés Calamaro no considere que en su carrera todo es saldo a favor, al menos no cuando se trata de corresponder los años que le han dedicado sus fans capitalinos, con quienes se reencontrará hoy, cuando actúe en el Festival Vive Latino. Su participación en el megaconcierto es parte de una gira que lo trae de vuelta al país luego de que en octubre de 2008 ofreció su primer concierto en el DF, en el Auditorio Nacional, pero ahora las cosas han cambiado. “En México tenemos dos situaciones muy distintas, por un lado los conciertos en auditorios, con butacas y con techo, y por otro lado el Vive Latino. Son los dos extremos los que vamos a hacer. “En teatros ofrecemos algo diferente, porque dividimos el concierto en tres etapas. En la primera no soltamos todos los decibeles, pues intentamos ser más musicales, respetando el precio que pagó la gente por sus asientos, en el medio cantamos tangos y un bolero y de ahí en adelante hacemos nuestro rock más eléctrico”, explicó Calamaro, en entrevista telefónica desde Buenos Aires. El músico pampero sabe que en el Foro Sol, las cosas no serán iguales, pues la energía de la gente lo obligará a hacer algo distinto. “Compartimos la jornada con otras bandas y nos vamos a ajustar al tiempo que nos den para calentar. Seguramente haremos las canciones que nos hacen sonar mejor como grupo de rock. Confío que tenemos dosis de elegancia y de potencia para poder cumplir con todos los compromisos, con los diferentes matices de un festival y de un teatro”, comentó. Al recital, el más grande del país, Calamaro llega como estelar, así lo han dicho muchos de los músicos con quienes compartirá el cartel. Al respecto, el argentino se sacude las lisonjas.
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