Christina Rosenvinge directa, sencilla y sincera. Así es «Tu labio superior», su último disco. Un trabajo repleto de verdades en el que la musa del indie español se confiesa sin pudor. Algo que también hizo para Indios y Vaqueros La vida te da zarpazos, zarpazos te da la vida. Ésa podría ser la cantinela, adaptada a las circunstancias, que a Christina Rosenvinge se le pasó por la cabeza como perentoria banda sonora durante un tiempo muy determinado de su existencia más reciente. Pero se agarró a lo que mejor sabe hacer, ejerció de gran artista y se resarció del daño sufrido componiendo «Tu labio superior» (Warner/DRO), el que (dicen) hasta la fecha es su mejor trabajo. «Se trataba de hacer canciones muy sencillas y letras muy directas, que no fueran tan herméticas como lo que venía haciendo». Ésa es, a juicio de Christina, la esencia del disco, su sencillez y contundencia, cualidades que lo convierten en un trabajo armado y completo pero, sobre todo, muy directo. «Fue un disco mucho menos pensado, sabía lo que quería y tenía muy claro cómo quería hacerlo, por eso fui yo la responsable de la producción. No hubo ni media hora mal utilizada en la grabación, fui directamente al tajo». El pie emocional cambiado Es ésta una clarividente descripción del proceso de composición de un disco que pilló a Christina con el pie emocional cambiado. «No hago planes, pero la vida pasa y todo lo que te ocurre afecta de alguna manera a tu música. Hubo un factor personal, que fue mi separación, y en ese momento la cuestión del amor estaba sobre la mesa, lo que no quiere decir que todos los temas sean autobiográficos». Tanto es así que la propia autora se vio obligada a desechar «algunas canciones que eran excesivamente personales porque al final me dio un poco de pudor». Ni rastro de pudor, sin embargo, hay en temas tan desenfadados como «Alta tensión», alegato a la feminidad con el que Rosenvinge deja clara una cosa: está dispuesta a ser feliz. «Paso de estar en el fondo y sin ver el más mínimo futuro a ser capaz de dejar el pasado atrás y afrontar el presente con una oleada de optimismo». Vemos, por tanto, un proceso de exorcización musical, «la superación de un mal momento y también una filosofía de vitalidad: las cosas están jodidas, pero eso no quiere decir que vayas a hundirte para siempre». Bello resurgimiento Y así fue. Lejos de hundirse resurgió de sus bellas cenizas, aceptó el riesgo de ser ella misma, tuvo claro lo que buscaba y fue a por ello. Por algo es una de las voces femeninas que en España sienta cátedra, a pesar de las dificultades. «Como mujer siempre tienes encima una carga de ciertos roles de los que es muy difícil desprenderse. Antes de conquistar los puestos de poder y llegar a estar presente donde las mujeres no lo están, tienes que conquistarte a ti misma», explica resuelta la cantante. Una conquista que, a su entender, supieron poner en práctica Vainica Doble, referente protofeminista (y musical) difícil de superar. Un pensamiento femenino que también traslada a su concepción de una buena canción, donde la melodía ejerce el papel principal. Dan buena cuenta de ello los once temas de «Tu labio superior», un delicado entramado de acordes pop. «No quiero sonar como algo edulcorado. Me gusta hacer canciones que trasciendan, que tengan una melodía que se te meta dentro». Para ello Rosenvinge huye «de lo que ya se ha hecho un millón de veces», pese a utilizar con sabiduría (su larga trayectoria la avala) «los elementos clásicos». Completa lección musical que, sin embargo, no desvela el secreto musical más envidiado: ¿qué hace a una canción extraordinaria? La cantante dice no tener la fórmula mágica, aunque admite que «lo sabes en el momento que la haces y que alguien la escucha. Sabes que esa canción ni siquiera tiene que ver contigo misma, sino que tiene su propia luz y has encontrado algo que todo el mundo está buscando». Una luz que irradia «Tu labio superior», donde las canciones terminan existiendo «por sí mismas. Podría haberlas cantado yo u otra persona, pero tienen algo y la gente se puede encontrar en ellas de alguna manera». Es la música pop tal y como Christina Rosenvinge la entiende: «Escribir una canción que representa lo que piensan y sienten otros». Directa, sencilla y sincera
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